La función pública proporciona un servicio a la comunidad desde puestos de gestión (administración general del estado, administraciones autonómicas, locales, etc.) o de servicio (médicos, maestros, policías…)
Dedicar tu tiempo y energía a opositar, a veces durante meses e incluso años, no es una decisión para tomar a la ligera.
El trabajo es parte indisoluble de tu vida. A veces representará más de la mitad de tu felicidad. Mejor elegirlo con cuidado.
El trabajo del opositor es árduo y antes de ponerte a ello necesitas hacer dos cosas muy importantes:
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Examina tus motivaciones.
Contents
- 1 Examina tus motivaciones.
- 2 Infórmate:
- 3 Algunas de las ventajas de ser funcionario público son estas:
- 4 La seguridad:
- 5 Las vacaciones:
- 6 El desayuno del funcionario:
- 7 El horario:
- 8 Los derechos laborales:
- 9 El control:
- 10 La movilidad geográfica:
- 11 La Competitividad:
- 12 Las faltas de asistencia:
- 13 El estrés:
Cada uno tenemos motivaciones diferentes.
Si lo que más te interesa de un trabajo es la seguridad que ofrezca, seguido del conocimiento y el servicio a los demás, todo indica que serás feliz trabajando de maestro o profesor en un centro público.
Si lo que quieres, en cambio, es ganar mucho dinero y conseguir un ascenso tras otro debes saber que tu trabajo de funcionario no te hará rico y que las posibilidades de promoción son limitadas.
Muchos funcionarios del grupo A desempeñando el mismo trabajo en el sector privado ganarían sin duda mucho más dinero.
Examina tus motivaciones y luego:
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Infórmate:
Un buen sítio para empezar a informarte es la página de la Secretaría de Estado de Administraciones Públicas
Si conoces a gente que trabaje en la función pública preguntales a ellos. Nadie mejor para informarte de los pros y los contras del trabajo.
Pero es muy importante que consigas toda la información que puedas antes de dedicar tanto tiempo y energías a conseguir un trabajo que al final pueda no cubrir tus expectativas. Sólo porque tus amigos lo hacen o tus padres te han dicho que es lo mejor que puedes hacer.
Algunas de las ventajas de ser funcionario público son estas:
La seguridad:
Sin duda esta es la principal. Es un empleo estable. Mes tras mes recibes tu salario y dos meses al año una paga “extra” (dependiendo de la comunidad y de la crisis). Si lo deseas puedes seguir trabajando en la función pública hasta tu jubilación. Los casos de reducción de plantilla o de despidos que ocurren en el sector privado son aquí inexistentes. La posibilidad de que te abran expediente disciplinario es muy remota. Cuando aprobé mis oposiciones hace muchos años recuerdo que un inspector nos comentaba bromeando que poco menos tendriamos que clavarle a Manuel Chaves un lápiz en el ojo para que esto ocurriera.
Las vacaciones:
Si te dedicas a la docencia disfrutarás de más vacaciones que en cualquier otro trabajo. Si estás en la Administración al mes de vacaciones, días de Navidad y días de Semana Santa hay que añadirles 6 “moscosos” (días de asuntos propios llamados así por el ministro que reconoció este derecho).
En Educación no puedes elegir tus vacaciones y no tienes moscosos pero en la administración pública hay una cierta flexibilidad para elegir el mes de vacaciones. Esto no ocurre en el sector privado.
El desayuno del funcionario:
Martirio satirizó esta práctica en su blues por sevillanas “¿Quién habrá inventao el fin de semana?” En épocas de menos trabajo, los 20 minutos de desayuno asignados a los funcionarios de la Administración, no son, por regla general, respetados a rajatabla. Si eres docente no tienes esos 20 minutos pero si un tiempo de recreo con turnos rotatorios.
El horario:
En el sector privado está “mal visto” irte a casa a tu hora. Tu dedicación a la empresa se mira con lupa. Y se tienen por más dedicados a las personas que se van más tarde a su casa. Si eres funcionario normalmente entras a tu hora y sales a tu hora .
Los derechos laborales:
Jubilación, cotización en la Seguridad Social, igualdad salarial para hombres y mujeres, flexibilidad en el vestir etc. etc. son incuestionables en el sector público. No siempre así en el privado.
El control:
Tus superiores no son los que te pagan tu sueldo. En la pública hay, por lo tanto, menos control. En el ámbito privado a tu jefe le duele más que seas menos productivo. Adivina donde hay más estrés.
La movilidad geográfica:
Esto puede ser una ventaja y una desventaja. Para empezar, la Administración permite mediante concurso de traslado o por problemas de salud y otros asuntos la movilidad geográfica para desempeñar el mismo trabajo en otro lugar. Pero en educación, por ejemplo, puede darse el caso de que quieras vivir en Sevilla y te manden a trabajar a Almería. Con el tiempo puedes concursar e irte acercando a tu objetivo pero esto puede tardar bastante. En el sector privado estás al servicio de tu empresa y tendrás que ir a trabajar donde te manden.
Si trabajas para la Administración todo dependerá de si esta es nacional, autonómica o local.
La Competitividad:
Algo que en la empresa privada puede ser feroz, en el sector público, en cambio se da muy poco. Los funcionarios no están tanto por competir como por llevar una vida relajada. Las posibilidades de promoción en la pública son además limitadas y esto es lo que más contribuye a bajar el nivel de ambición.
Las faltas de asistencia:
Son fácilmente justificables en la pública. En el sector privado cualquier falta, incluso por una enfermedad leve están mal vistas.
El estrés:
Creo que no hace falta decir dónde hay menos.
Hasta aquí los aspectos positivos de trabajar en la función pública.
En la segunda parte de este artículo explico 10 desventajas del trabajo de funcionario.
Al menos habrá tres en los que seguramente no hayas pensado.
Me gustaría que si se te ocurre algún pro más lo mencionaras en los comentarios de abajo.
Como siempre, gracias por leer y por compartir el artículo en las redes sociales si te ha gustado.
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