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El post de hoy es un artículo invitado de Alma y toca dos de mis temáticas favoritas: la gestión del tiempo y el minimalismo. Los que lleváis tiempo leyendo el blog sabéis que soy un simplificador y uno de mis mantras es «ante la duda: simplifica»
Si yo tengo un blog ahora mismo es porque hace ya varios años tropecé con los blogs de The Minimalist y Zen Habits. Cambiar el chip no ocurre de la noche a la mañana y todavía me queda mucho que aprender (simplificar) pero llevo mucho tiempo con la sensación de estar en el camino correcto.
Recuerda que tu también puedes publicar en el blog. Sólo tienes que leer las bases aquí.
Gestión de tiempo.
En julio del año pasado decidí descansar un poco el coco, para recargar pilas y empezar en septiembre a estudiar las oposiciones de secundaria de inglés.
A base de ensayo y error, me he interesado mucho por la gestión de tiempo, que a la vez está ligado, en mi opinión, al minimalismo, y es así como he conseguido trabajar en este proyecto titánico y disfrutarlo como nunca pensé que lo disfrutaría.
Minimalismo y gestión te tu energía vital.
El minimalismo no es más que elegir un estilo de vida simple.
Empiezas por simplificar las prendas de tu armario y te deshaces de las cosas que no te pones, te van incómodas, o que compraste en un arrebato y ni siquiera van contigo, y al final te das cuenta de que te sientes mejor, es más cómodo coger ropa de un armario ordenado que no está atestado y reduces el tiempo eligiendo ropa.
Después pasas al despacho o al salón, empiezas a encontrarte superficies despejadas de objetos que no servían para nada, y que a veces ni siquiera eran bonitos, y descubres como algo tan simple te aporta tranquilidad, (lo que tantas veces se ha comentado en este blog sobre tener la mesa de estudio despejada y ordenada llevado a toda tu casa),
y una vez que terminas con las cosas materiales, puedes pasar a eliminar cosas que hacemos en el día a día que nos consumen tiempo y que sentimos que en el fondo no nos aporta tanto como creemos.
Despeja y vencerás
En mi caso esto ha dado como resultado dejar de leer Twitter, que me consumía de media a una hora al día, hasta incluso dejar de dedicar tiempo por obligación a personas que no me aportaban en la medida en la que deberían con respecto al tiempo que yo les dedicaba.
Esto, que parece sencillo, pero que es un proceso muy paulatino y que debe salir de dentro de uno mismo, ha hecho que yo viva estudiando oposiciones mucho mejor que cuando trabajaba, porque ahora, hago muchas más cosas que antes que me aportan mucho, entre otras cosas, felicidad.
Leo libros, veo series, hago viajes y paso tiempo con mi familia y amigos. Y por supuesto, estudio unas oposiciones.
Dos principios fundamentales para organizarte bien
La gestión de tiempo, la centro especialmente en dos aspectos.
Uno es la atención plena, o lo que algunos llaman “mindfulness”
y la otra es lo que se llama “trocear el elefante”, que se puede resumir en tener un planning pormenorizado.
Trocear el elefante.
Cuando nos enfrentamos a un gran proyecto, hay que dividirlo en las partes más pequeñas que podamos, esto hará que lo podamos llevar a cabo, de lo contrario nos devorará y nos conducirá a la frustración.
Para que lo entendamos, no trocear el elefante es lo que hace que mucha gente no consiga nunca sus propósitos de año nuevo.
Por ejemplo, si mi propósito es correr una maratón, no es algo que vaya a hacer en un año si nunca he corrido. Tendré que descomponer este proyecto en pequeñas tareas, por ejemplo, correr una carrera de 5 km el primer año.
Una vez que tengo esta tarea, trabajo sobre ella: realizo un plan de entrenamiento, consigo equipamiento, etc.
Trocear la oposición
Pues lo mismo ocurre con un proyecto tan grande como una oposición.
Analizo las partes del examen, en el caso de secundaria, son cuatro (temas, prácticos, programación y defensa ante el tribunal).
Teniendo a mano un calendario, me organizo el plan por semanas, luego por meses, y luego de manera trimestral o cuatrimestral, según mis necesidades.
Esto me llevará un buen rato, pero a la larga me hará sentir en todo momento en qué punto me encuentro, y no sentiré nunca que estoy perdido en un mar de papeles, bolis, y libros.
Atención Plena.
Yo siempre he admirado esta gente que te dice: “Yo estudio de 9 a 2 y luego después de comer de 5 a 8, de lunes a viernes todos los días.”
Y los admiro porque yo soy incapaz. ¿Por qué? Pues porque hay veces que me siento y no tengo la mente en los apuntes, o porque justo en ese momento es imprescindible que vaya a hacer la compra (porque literalmente no tengo nada para comer), o porque me he puesto un poco mala y necesito ir al médico, o tumbarme en el sofá a ver si me recupero.
Y es que no debemos olvidar que somos personas.
Para mí, es más importante que el tiempo te cunda, a que le dediques horas. Si yo estudio 4 horas concentrada en lo que estoy haciendo, sin distracciones, no necesito estar 8 pensando en las musarañas.
Por ello yo trabajo de lunes a domingo, sin distinción de días, porque si un miércoles por la tarde quedo con amigos para tomar una cerveza y ver un partido, no me siento mal, ya lo recuperaré el fin de semana, que además es cuando estoy más tranquila en mi casa.
Me muevo por impulsos, y hay días que trabajo 3 horas y días que estoy 12, según como me sale, según como esté mi mente y mi concentración.
Lo importante es que el tiempo que me ponga a estudiar sea tiempo de calidad.
Por ello es tan importante tener un buen calendario con los objetivos marcados, porque así es como controlo si se me está yendo de las manos el trabajar por “impulsos”.
Conócete a ti mismo
Me conozco, y sé cómo trabajo mejor, por ello en breve me cogeré mis temas y me iré a la playa yo sola a estudiar, a hacer deporte, a disfrutar del mar y de la tranquilidad, y estoy segura de que me va a cundir como no recuerdo en lo que llevamos de curso.
Porque es mi manera de trabajar, y tenemos que respetar nuestros biorritmos. Saber escucharnos y ver si somos más nocturnos o de trabajar por la mañana, de pequeños ratos, o de grandes atracones, de estar con música, o en absoluto silencio… y no dejarnos influenciar por robots que estudian jornadas de oficina y nos hacen sentir que somos un desastre.
Hay tantas maneras de preparar unas oposiciones como personas, y en esto, el planning es nuestro gran aliado.
Como resumen, te puedo decir que un estilo de vida simple, centrada en cosas que de verdad me aportan, junto con un buen planning de trabajo, han hecho que pueda preparar las oposiciones al ritmo que marco yo, sin obligarme a nada (excepto que no esté cumpliendo el planning, y ahí no queda otra que apretar ese mes), sin agobios, y disfrutando del proceso.
Alma Santiago Carbajo
Muchas gracias a Alma por el artículo y también a ti que has leído hasta aquí abajo.
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Un saludo y a dar caña a esos temas.
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