Contents
- 1
- 2 ¿Preparar oposiciones? ¿Estás loco?
- 3 El trabajo de funcionario está poco valorado.
- 4 Si eres una persona ambiciosa y quieres ganar mucho dinero, la función pública es el sitio equivocado.
- 5 Si eres una persona ambiciosa y buscas ascensos sistemáticos, la función pública no es para tí.
- 6 El trabajo “extra” que realices no estará necesariamente bien remunerado ni apreciado.
- 7 La escasez de personal:
- 8 Lo que falta de personal lo compensarán con burocracia:
- 9 Te pueden congelar el sueldo e incluso bajártelo:
- 10 Con el Real Decreto 28/1990 aparecen los puestos de libre designación.
- 11 La seguridad de la función pública es un arma de doble filo.
- 12 Dependiendo de las circunstancias el trabajo puede ser monóto y aburrido.
- 13 La mala imagen social del funcionario:
- 14 El acceso a la función pública:
¿Preparar oposiciones? ¿Estás loco?
Como deciamos en el post anterior, ser funcionario puede estar muy bien, qué duda cabe.
El día que apruebes las oposiciones empezarás a recibir cartas de bancos invitándote a abrir una cuenta con ellos. Al solicitar un crédito las palabras mágicas serán: “soy funcionario.”
Pero como en todo también hay contras que debes evaluar antes de ponerte a opositar.
A continuación comento 10 (seguramente alguna de ellas no se te habían ocurrido):
El trabajo de funcionario está poco valorado.
Prima la eficacia (“hacer las cosas adecuadas”) sobre la eficiencia (“hacer las cosas bien”)
El “funcionar bien” sobre la excelencia.
Y esto es así porque no hay un reconocimiento ni interno ni externo.
Ni la eficiencia ni la eficacia van a conseguir que el sueldo del funcionario sea mayor ni que te asciendan como ocurriría en la empresa privada.
La conclusión a la que llegan algunos funcionarios desmotivados es que no hay una gran diferencia entre hacer tu trabajo bien o mal.
Si eres una persona ambiciosa y quieres ganar mucho dinero, la función pública es el sitio equivocado.
Muchos funcionarios del grupo A cobrarían, sin duda, un sueldo mucho mayor desempeñando las mismas funciones en la empresa privada.
Es cierto que en una empresa privada hay horario de entrada pero no de salida, que tus superiores te controlarán mucho más, que tendrás que trabajar muchos fines de semana, y aún así te pueden despedir en cualquier momento…pero el salario será, por lo general, mayor.
Si eres una persona ambiciosa y buscas ascensos sistemáticos, la función pública no es para tí.
A menos que estés en grupos inferiores al A, las posibilidades de promoción son mínimas. Muchas veces esas promociones vienen acompañadas de mayor responsabilidad pero no necesariamente por un mayor salario.
El trabajo “extra” que realices no estará necesariamente bien remunerado ni apreciado.
Desplazamientos, viajes, formar parte de un tribunal de oposiciones, ocupar cargos que nadie quiere … tendrás que desempeñarlo porque es tu deber.
La escasez de personal:
En educación te pueden masificar las clases y tendrás que aceptarlo porque es lo que toca. Si eres médico tendrás que aceptar guardias y días sobrecargados de pacientes porque no hay más personal. Si eres policía, más de lo mismo.
Por regla general, siempre va a faltar gente y estarás sobrecargado de trabajo.
Lo que falta de personal lo compensarán con burocracia:
Papeles y más papeles. Papeles para aburrir.
Una locura. La hiperburocratización.
Afortunadamente hoy día está todo más informatizado y me gusta pensar que algunos árboles se están salvando.
Te pueden congelar el sueldo e incluso bajártelo:
Ésto no hace falta explicarlo. Yo llevo 5 años así.
Además el sueldo base no es el mismo en todas las comunidades: Un maestro en Andalucía tiene un sueldo base de 997 euros. El sueldo base de un maestro en Navarra es de 1445.
Con el Real Decreto 28/1990 aparecen los puestos de libre designación.
En otras palabras se creó una puerta abierta al “enchufismo” y empezaron a aparecer personas en puestos de trabajo a los que no habían accedido por oposición si no que habían sido puestos “a dedo”.
Ésto es algo que desmotiva mucho.
Sobre todo si tú si has tenido que pasar por el duro proceso de una oposición.
La seguridad de la función pública es un arma de doble filo.
Un trabajo que mes tras mes te paga un sueldo, con un horario, unas vacaciones bien definidas y la certeza de que algo muy gordo tiene que ocurrir para que te despidan, puede llegar a acomodarte en exceso y destruir tu iniciativa y afán de emprendimiento.
No ganas mucho ni hay grandes desafíos pero es un trabajo muy cómodo.
Es fácil poner el piloto automático y antes de que te des cuenta los días se han transformado en meses, los meses en años y de repente un buen día amanece y ya te estás jubilando.
Dependiendo de las circunstancias el trabajo puede ser monóto y aburrido.
Ya has aprobado las oposiciones. Has llegado al grupo A. ¿Y ahora qué?
Pues depende.
Tu trabajo de funcionario es, en principio, un servicio a los demás y no una ocasión para divertirte a diario.
Pero si has sabido elegir bien y has llegado donde querías puede ser un trabajo muy agradable, motivador y divertido.
Me remito a mi experiencia personal. Yo soy maestro de primaria y nunca me cambiaría por nadie. Pero he tenido compañeros que me decían “Javier, llevo 20 años haciendo lo mismo.” Esto es algo que no comprendo y que me parece poco menos que imposible puesto que cada día en la enseñanza es completamente distinto e imprevisible.
Antes de la crisis se valoraban mucho el prestigio y el dinero de muchos trabajos dentro de la empresa privada y se miraba a los funcionarios un poco por encima del hombro.
Hoy se nos sigue mirando por encima del hombro, muchas veces con envidia, y se nos tacha de vagos, ineficientes… o se nos recrimina el tener muchas vacaciones, horarios fáciles de cumplir, etc.
Pero por otro lado la mayoría de los padres dormiría mejor por la noche sabiendo que su hijo o hija es funcionario.
Ante este malestar yo siempre recuerdo lo mismo:
Las oposiciones son libres.
Si eres ciudadano europeo y cumples los requisitos pertinentes, cualquiera puedes opositar.
Pero opositar no es fácil.
Y esto me lleva al último punto.
El acceso a la función pública:
A menos que estés en un puesto de libre designación tendrás que superar una oposición, concurso o concurso-oposición.
Ésto es cada año más complicado ya que cada año parece haber menos plazas y las pocas que hay son más “caras” de conseguir.
Preparar oposiciones no es ninguna broma.
Una preparación de oposiciones puede llegar a ser tan extenuante que mucha gente ni se lo plantea.
La cantidad de horas de estudio que hay que invertir, la cantidad de cosas a las que renuncias como opositor no son para tomartelas a la ligera.
Es por ello por lo que insisto tanto en que antes de dar el paso lo medites muy bien. Puedes acabar en un pozo sin fondo o en el trabajo de tu vida. Aunque he de decir que por regla general el grado de satisfacción entre los funcionarios es muy alto.
Probablemente a tí se te ocurran más desventajas o ventajas.
Me gustaría mucho que las mencionaras en los comentarios. 😉
Recuerda que aquí hay un artículo previo donde analizo algunas de las ventajas de la función pública.
También te agradecería que compartieras el artículo entre tus redes sociales si te ha gustado.
Gracias por leer y te esperaré por aquí.
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