Usa, año 91.
Estaba en una tienda de campaña en Yosemite con mis compañeros de instituto. Uno de ellos llegaba tarde al desayuno y se preparó en segundos. Nos dejó a todos asombrados.
Le preguntamos cómo había conseguido prepararse tan rápido y nos dijo esto:
Being a procrastinator, I had to learn how to get ready fast. (cuando eres un postergador tienes que aprender a hacer las cosas rápido)
Yo no había oido el término nunca pero lo entendí muy rápido y se me me quedó grabado. Procrastinar es la historia de mi vida 🙂
Procrastinar es el obstáculo número uno para opositar.
Probablemente estés pensando que no es así y que hay muchos otros de mayor peso.
Pero yo creo que este es el principal y que todos los demás son en mayor o menor medida derivados de este.
Te invito a leer el artículo primero y tanto si te convenzo como si no, me gustaría que me lo comentaras en la sección de abajo.
¿Qué es esto de la procrastinación?
Contents
- 1 ¿Qué es esto de la procrastinación?
- 2
- 3 ¿Por qué postergamos cosas que sabemos que son buenas para nosotros?
- 4 La postergación no afecta sólo a tu productividad como estudiante.
- 5 Programación de nuestro cerebro primitivo:
- 6 El miedo y la incertidumbre:
- 7 Cómo puedes automatizar las buenas decisiones
- 8 ¿Cómo vas a poder reprogramar tu cerebro acostumbrado a postergar durante años?
- 9 ¿Qué has aprendido hoy?
Para empezar es un anglicismo que lleva ya unos cuantos años instalado en nuestro idioma.
La palabra española que siempre se ha utilizado es «postergación»: dejar las cosas para más tarde.
Todos dejamos las cosas para más tarde ¿a que sí? 🙂
Imagina que tienes un tema programado para estudiar esta mañana.
Te levantas, desayunas, ducha, te sientas delante de los apuntes y…
decides que antes de empezar a estudiar vas a echar un vistacito al correo por si te ha llegado ese email que esperas, o miras “un momento” el wasapp o abres el facebook para mirar una cosa rapidito…
Entre una cosa y otra te pones a estudiar una hora más tarde.
Cuando empiezas estás estresado y no sabes en qué se te está yendo el tiempo.
Esto lo conozco muy bien porque a mi tambien me pasa constantemente.
Debería estar haciendo algo que me va a reportar grandes beneficios y sin embargo elijo entretenerme en algo que no me aporta nada y de lo que ni si quiera me voy a acordar en un par de semanas, puede que ni en un par de días.
En este artículo uso indistintamente postergar o procrastinar. Lo realmente importante es analizar las causas y proponer una solución.
Es un tema manido pero quiero analizar la raíz (son 3 raices) y proponer soluciones simples para mejorar cada día un poco
¿Por qué postergamos cosas que sabemos que son buenas para nosotros?
Porque estamos programados para evitar el dolor y las situaciones incómodas.
Tu cerebro ve una tarea difícil y empieza a racionalizar a la velocidad del rayo cómo librarse de ella: “ No pasa nada si hago esto rápido” “miro esto un momento y lo dejo”
Lo malo es que esto es un patrón que repetimos más veces de las que nos gustaría o nos conviene.
¿por qué? ¿nuestro cerebro está programado para destruirnos?
Más bien todo lo contrario: tu cerebro está programado para evitar lo que percibe como aburrido, incomodo y sobre todo como algo peligroso, tu cerebro está programado para que sobrevivas.
Durante el Paleolítico nos defendió de muchas amenazas y por eso sobrevivimos como especie.
Tu cerebro racionaliza las postergaciones porque no le gusta sentirse incómodo.
El problema aparece cuando esta programación que traemos de serie no es capaz de distinguir entre una situación de peligro real o cuando intenta evitar algo temporalmente incómodo pero que te va a beneficiar hacerlo
(por ejemplo: preparar tus oposiciones para aprobarlas)
Aunque no ya no estamos en el Paleolítico la parte más primitiva de tu cerebro sigue pensando que sí lo está.
La postergación no afecta sólo a tu productividad como estudiante.
La postergación no sólo afecta a nuestra productividad como estudiantes, afecta a toda nuestra vida.
Postergamos por ejemplo ir al médico y ponemos en peligro nuestra salud haciendo que el problema crezca mientras lo ignoramos.
En algunos casos esto llega a extremos disparatados (¿sabes cómo murió Bob Marley? )
También ocurre en las relaciones personales ¿quien no evita las conversaciones difíciles si puede hacerlo?
Pero las situaciones que postergamos son muchas más:
Postergamos ser puntuales, has ido haciendo cosas hasta el último momento y luego te escudas en “no puedo evitarlo, yo siempre llego tarde»
Postergamos el ejercicio físico ( Año nuevo, vida nueva… este año empiezo con el ejercicio y dejo de fumar…)
Postergamos comer bien (Hoy me como estos Doritos pero mañana comeré más fruta…)
Ordenar y tirar cosas (Tengo que ordenar los apuntes un día de estos pero ahora mismo no puedo…)
Ocuparnos de nuestras finanzas personales (yo llegué a cumplir los 30 sin saber lo que era una hipotéca, no bromeo)
etc. etc.
Si la postergación nos limita y nos impide crecer ¿Por qué seguimos postergando cosas buenas para nosotros una y otra vez?
Por tres cosas fundamentales:
Programación de nuestro cerebro primitivo:
Nuestro cerebro está programado para evitar el dolor, el estrés y cualquier cosa que nos cause incomodidad y va a buscar cualquier alternativa que evite esto.
Hemos autoprogramado un hábito:
Han sido miles de repeticiones y hemos transformado la postergación en una conducta rutinaria.
Desde pequeños hemos tenido la posibilidad de elegir hacer las cosas bien.
Podíamos haber recogido nuestros juguetes pero elegimos seguir jugando un poco más y dejarlo todo tirado.
En general hemos hecho de la postergación un hábito, repitiendo una y otra vez este patrón:
bufff que rollo… esto es muy difícil / muy cansado / muy aburrido…. me apetece más hacer esto otro y luego ya me pongo si eso…
El miedo y la incertidumbre:
¿En el fondo qué es lo que nos hace buscar distracciones o trabajos más fáciles?
El miedo, sin duda, pero ¿miedo a qué?
Miedo a la incomodidad, al fracaso y sobre todo miedo a lo desconocido.
Según vamos creciendo toleramos peor la incertidumbre.
“Tengo que estudiar este tema pero y si me distraigo, o se me atraganta, o no consigo aprendermelo, o no consigo entenderlo (¿será que no soy una persona inteligente?), o me tiro una hora delante gastando tiempo de mi vida mientras todos mis amigos de FB se lo están pasando en grande…
Esta voz negativa la traemos todos de serie y aunque yo creo que la tenemos por algo, lo cierto es que nos complica la vida bastante.
¿y si hago esto y me sale mal?
No saber cuál va a ser el resultado de tus acciones te llena de incertidumbre y ese miedo a no estar a la altura de tus expectativas (o a las de los demás), te hace evitar hacer lo que sabes que tienes que hacer porque te beneficia, y te hace buscar alternativas menos estresantes.
En el fondo todos sabemos lo que tenemos que hacer, y sobre todo sabemos esto:
La ganancia está en esa incertidumbre, en la incomodidad y el miedo a fallar y a sentirnos incómodos nos puede impedir a llegar a ser nuestro mejor yo, si se lo permitimos.
Si no trabajamos fuera de nuestra zona de confort no crecemos.
Si evitamos el estrés constantemente, no crecemos.
Hacer sólo lo que nos hace sentir bien es un suicidio hedonista a largo plazo, un patrón que te lleva al inmovilismo y el aburrimiento.
Hay que crear un nuevo patrón.
Tienes que conseguir llegar a sentirte cómodo haciendo lo que tienes que hacer. Tienes que poner las buenas decisiones en piloto automático.
Cómo puedes automatizar las buenas decisiones
Reprogramando nuevos hábitos en tu cerebro.
Te doy una fórmula en tres pasos que es infalible:
El paso número uno para reprogramar tu cerebro con ese nuevo patrón es darte cuenta, ser consciente de verdad, del momento exacto en el que estés a punto de procrastinar.
Y quedarte quieto unos segundos.
No hagas nada. Sólo tienes que notar las ganas de saltar hacia otra cosa.
Quizá oigas la “vocecita negativa” que todos tenemos:
Vas a perder el tiempo en una cosa que es un rollo en lugar de hacer algo divertido.
Para que hacerlo si la vas a cagar
Esto se te da mal
No te va a salir
Te vas a atascar
Mejor ni lo intentes
El patrón que hemos creado es diferente para cada persona.
Es diferente porque todos evitamos cosas diferentes y buscamos alternativas diferentes y también nos montamos historias (excusas) diferentes.
Pero una vez que notemos las ganas de procrastinar tenemos que hacernos las mismas preguntas:
- ¿Qué debería estar haciendo?
- ¿Por qué me resulta incómodo hacerlo?
- ¿De qué tengo miedo?
- ¿Qué quiero hacer en su lugar?
- ¿Qué hago normalmente cuando no me apetece hacer algo?
- ¿Wasapp, fb, ver la tele,videojuegos?
Nuestros días suelen ser fotocopias unos de otros (los seres humanos somos muy poco originales)
Al hacerte estas preguntas empezarás a ver tu patrón y verás que tu patrón se repite
Ser consciente de cuáles son estos patrones es el primer paso para cambiarlo.
Si llevaras un pequeño diario del trabajo que consigues hacer y del que no consigues hacer porque lo postergas, junto con las razones que te llevan a postergar, verías inmediatamente lo débiles que son estas razones.
El ver que son razones sin importancias te hace reevaluarlas y desecharlas.
Pero…
¿Cómo vas a poder reprogramar tu cerebro acostumbrado a postergar durante años?
Buena pregunta.
Si quieres correr más rápido o durante más tiempo ¿qué haces?
Entrenas.
No vale sólo con la intención de correr más rápido (o de dejar de postergar)
No vale sólo con darte cuenta cuando no estás corriendo o cuando estás postergando.
Te tienes que entrenar.
¿Cómo se entrena para dejar de postergar?
Con este ejercicio que te voy a explicar ahora
(la idea original de este ejercicio la leí en el blog Zen habits de Leo Babauta, Leo es mi blogger favorito)
Tienes que crear un paréntesis, como en el anuncio de Kit Kat, pero aquí me refiero a un paréntesis temporal. Por ejemplo de 10 minutos.
Y durante esos 10 minutos te vas a dedicar a hacer una sola cosa. Vas a poner el móvil en modo avión, cerrar la puerta, desconectar internet etc y vas a coger un reloj y vas a poner una alarma de 10 minutos.
Y durante esos 10 minutos te vas a leer un tema de oposiciones por ejemplo.
Empezarás muy concentrado pero en seguida tu mente empezará a divagar y pensar en otras cosas (un chico o una chica, el Real Madrid o el Futbol Club Barcelona, el miedo a suspender, lo mal que te va todo en España etc.) Este es el momento de notar que tu mente se va y de intentar traerla de vuelta a su tarea.
Y es tan simple como esto: notas cómo tu mente se distrae —– la traes de vuelta —– se vuelve a distraer—- la vuelves a traer de vuelta
Son sólo 10 minutos. Tu puedes hacerlo.
Cuando pasen los 10 minutos descansa un poco y vuelve a hacer otros 10… y vuelve a repetir el proceso.
Cuando lo vayas dominando puedes ir aumentando los minutos.
Esto es estudiar por intervalos de alta intensidad o lo que es lo mismo: el método pomodoro.
Estudiar por intervalos muy intensos y descansar cada poco te hace ahorrar mucho tiempo.
Estudiar durante horas mientras tu mente divaga y te invita a postergar acaba agotandote. Prueba con esos 10 minutos al principio y luego puedes ir aumentandolo según vayas mejorando.
Lo principal es estudiar con toda la intensidad que puedas sin distraerse durante el mayor tiempo posible sin llegar a agotarte. Descansando un poco mientras estés todavía fresco.
Cuando escribo esto va a empezar el curso escolar. Es un buen momento para reflexionar sobre la procrastinación y probar el método que te propongo.
Si lo pruebas y tienes éxito no te olvides de dejar un comentario abajo 🙂
Algunos expertos en productividad llaman al cerebro primitivo «monkey mind» (cerebro de mono) y la verdad es que es bastante acertado 🙂
En realidad tiene más de reptiliano que de mamífero pero creo que capta la idea muy bien.
Este tema está tratado con mucho humor en este video que fue viral en el 2016.
¿Qué has aprendido hoy?
- Venimos programados de serie para distraernos y perder el tiempo en cosas insustanciales .
- Las cosas que realmente valen la pena son precisamente las que intentamos evitar.
- Si queremos evitar estas programaciones de nuestro cerebro primitivo tenemos que re-educarlo para automatizar buenos hábitos y buenas decisiones.
- El cerebro no es estático es un ordenador que se puede reprogramar para hacerle trabajar a tu favor.
Como siempre muchas gracias por leer hasta el final.
Si no te has apuntado a la lista de Zen para Opositores, hazlo inmediatamente. Recibirás puntual información de los artículos publicados, un e-book de regalo y algún extra de vez en cuando.
Si te ha ayudado el artículo ahora me puedes ayudar tú a mi, difundiendolo por Facebook, Twitter etc. y dejando algún comentario al final .
Un saludo y mucha suerte.
Ufff he estado a puntito de dejar de leer… ¡Es broma! Voy a ponerlo en práctica y os cuento.
🙂
Me ha encantado ! Muy buen enfoque
Gracias, Rose.
¡Gracias a ti!!!
Totalmente interesante
Gracias Eva, Reflexionar es mejorar.
MAÑANA EMPIEZO!! Es broma, despues de leerte voy a hacerlo. Gracias
Lo que me esta pasando todo el cursooo
Ánimo! es una programación de nuestro cerebro. Yo también lucho todos los días contra la procrastinación. El truco es dar pequeños pasos todos los días y mejorar. Si yo pienso en lo que hacía hace 5 años, sin duda tengo que concluír que algo he mejorado 🙂
Muy muy muy interesante.