Estudiar, preparar unas oposiciones,comer, hacer ejercicio, escribir, pensar… todo es cuestión de hábito. Como todo el mundo tengo muchos malos hábitos: dejo las cosas para «más tarde», pierdo concentración, no hago el ejercicio que debería ni como todo lo bien que mi cuerpo se merece… pero igual que hemos creado malos hábitos también podemos crear buenos hábitos a través de la repetición y la automatización.
¿Cómo asegurarnos de tener éxito?
Haciendo que el proceso sea ridículamente fácil y dando un primer paso que sea estúpidamente fácil. El mejor truco para hacer cualquier cosa es empezar. Y hacerlo de una manera tan sencilla que te sea imposible no hacer lo que estés intentando hacer. Como dicen los pintores: » la línea más difícil de dibujar es siempre la primera».
Para escribir este post me he sentado frente al ordenador. He abierto mi blog y he decidido escribir durante un sólo minuto. Ha pasado casi una hora y sigo escribiendo y corrigiendo. Una vez que empiezas algo es difícil soltarlo.
Pero… eso de crear un hábito parece muy cansado…
Crear un hábito exige un esfuerzo deliberado al principio. Exige fuerza de voluntad pero una vez que lo automatizas se vuelve «inconsciente», algo que ya no requiere tanta fuerza de voluntad. Repetir el hábito es automatizarlo y automatizar una acción es hacerla sin que te des cuenta.
Un buen hábito, al igual que uno malo, te puede servir para mucho tiempo. Un buen hábito es también una inversión de futuro que te ayuda a sacar el máximo partido de tu vida. Si inviertes en buenos hábitos, empiezas a notar que todo empieza a funcionar, que empiezas a tener «suerte» y te sientes más feliz.
El método que yo utilizo es una versión simplificada del que propone Leo Babauta de Zen habits.
1. Empezar de la manera más simple posible.
2. Determinar un activador (trigger).
3. Repetir.
Hace un mes y medio decidí que no bebía suficiente agua en el trabajo. No beber agua para alguien que se gana la vida como yo (hablando mucho) no es buena idea, pero es fácil olvidarse en medio del trajín diario.
Para conseguir recordarlo cada día, lo más sencillo es crear un «activador». Mi activador para acordarme de beber agua en el trabajo es cuando suena el timbre del recreo a las 12 cada día. En otras ocasiones puede ser la alarma del movil, un post-it puesto en un sitio estrategico, un momento determinado del día (al levantarte por la mañana, después de comer etc.) Una vez que suena ese timbre busco mi botella de agua. Meses después el hábito ya está automatizado y no me hace falta ningún timbre. Me acuerdo perfectamente de llevarme una botella todos los días al trabajo.
La importancia de hacer pública tu resolución
El intento de crear un hábito se puede hacer público de diferentes maneras. Poniendolo en un blog, notificandolo en una red social, haciendo una apuesta con un compañero etc. Esto que parece muy tonto es una idea fundamental. De esta manera te aseguras algo de «presión social» si no mantienes tu hábito. Para mi hábito de beber agua (y otros cuantos) todos los días he elegido una aplicación para iphone o ipad que se llama LIFT y me he suscrito a un foro de gente que está haciendo lo mismo que yo. Una aplicación muy recomendable.
¿Por qué nos ayuda la «la presión de grupo»?
Si estás estudiando oposiciones o entrenando para una maratón las ventajas de hacerlo con algún amigo o amigos son obvias. Pero además hoy en día te puedes apuntar a un foro o a una comunidad de personas que estén haciendo lo mismo que tú o puedes crear un grupo de trabajo on line. También puedes lamentarte de lo mal que está todo por Facebook o Twitter pero si sopesas todo lo que te puede ayudar la red hoy en día creo que la primera opción es mucho mejor. Hay muchos estudios al respecto y todos concluyen lo mismo: el hombre es un animal social y rinde más en grupo.
Repetir y repetir.
Cualquier hábito que mantenemos hoy se ha ido reforzando día a día mediante la repetición durante mucho tiempo, generalmente años.
Un buen punto de partida para la creación de un buen hábito es una semana. Conseguir estudiar tus horas programadas o dar un paseo de media hora durante 7 días sin fallar ni uno, te dará una sensación de logro y satisfacción que te animará a seguir otra semana más. Si conseguimos repertirlo todos los días durante un mes es el momento de «aumentarlo» de complicarlo un poco más puesto que ya hay un punto de partida establecido, un hábito casi creado . Pero… ¡cuidado! no es buena idea complicarlo demasiado. Como siempre cuanto más lento sea el proceso más posibilidades hay de mantenerlo.
Lo bueno de este método es que es aplicable a cosas grandes y pequeñas. Mi objetivo de este mes era hacer algo de ejercicio en mi casa por las tardes y llevo haciendo unas series de flexiones y abdominales cada día a la misma hora. Estoy usando un par de apps llamadas 200+situps, 200+pushups que empiezan marcando un ritmo muy sencillo los primeros días y lo van aumentando progresivamente. Ayer por ejemplo hice 91 abdominales mientras veía la tele durante 10 minutos. Empecé el día 1 haciendo 12. Si un vate vago como yo puede hacerlo cualquiera puede.
¿Por qué habría nadie de querer cambiar sus hábitos? Porque somos lo que hacemos cada día, porque los hábitos forman nuestra personalidad y nuestra percepción del mundo. Porque la vida es demasiado preciosa y corta para desperdiciarla en malas costumbres y vivirla en piloto automático.
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Hola Javier,
gracias una vez más por tus escritos, la verdad es que esta tarde que casi daba por perdida me está siendo muy provechosa al haber encontrado tu blog porque me está «reseteando» por completo. Mis propósitos de año nuevo son estudiar mucho mis oposiciones y alimentarme bien, pero claro con los malos hábitos instalados en mi vida todo buen propósito se va al traste. Con estas palabras tuyas me siento más preparada a desechar los malos hábitos y crear hábitos buenos.
Un saludo. Ana
Me alegra mucho leer esto.
Mira, la probabilidad de cumplir tus propósitos de año nuevo se dispara si haces dos cosas.
1. Marcarte objetivos muy concretos: No te propongas «estudiar más» proponte p.e. «estudiar de 10.00 a 13.00 todas las mañanas menos sábados y domingos». No te propongas «comer más sano», haz un menú por escrito de lo que vas a comer cada día durante una semana.
2. Poner tus objetivos al detalle por escrito. Esto ayuda muchísimo además de tener una programación anual, mensual, semanal y un postit donde anotes tus tres tareas más importantes del día, cada día.
Con el tiempo iré escribiendo sobre todo esto en más detalle.
Gracias por leer el blog y acuerdate de promocionarlo en tus redes sociales 😉